... Otra vuelta de tuerca...

viernes, octubre 05, 2007

Malestares de pasillo



Un cable a tierra puede resultar muy simple para esta extraña sensación.

Un pensamiento incómodo, unas ganas de poder decir tantas cosas a la vez, tantas ansias de dejar un pasado atrás, incoherencias y malos entendidos, incluso de dejar el orgullo. Pero da rabia lo volátil de las palabras, la falta de pureza en los sentimientos. La barrera auto impuesta y las palabras de solemnidad.

Estoy cegado de tristeza, o de nostalgia. Siento que todo lo que dije valió nada. Increíble. Me sentí falso en sensaciones de otro. Me sentí burdo y seriamente cuestionado. Sentí algo peor que la indiferencia, la distancia que separa mis palabras de las de otra persona, en una misma conversación. Universos paralelos que interactuaban en una galaxia lejana, con conceptos que ni uno ni otro querían ocupar, pero que estaban implícitos en la conversación. Más que palabras, el sentido de ellas, la intención con que fueron dichas dejan huella y nadie las borrará.

¿Cómo algo tan simple pudo ser desacralizado de tal forma? No entiendo, no entiendo… es una idiota, ególatra y lastima mejor que cualquier arma.

Creo que es peor que hablar en el vacío aquella sensación. Mientras hablaba, no escuchaba mis palabras, sino que imaginaba los pensamientos de ella y mi confusa mente, que no entendía cómo algo tan simple se había vuelto algo tan problemático y complejo, exigía una transparente solución. Esa que no llegaría, que espero llegue de corazón. Sin complejos, sin supuestos, sin desconfianza. ¡Por qué es tan difícil decir la verdad! Que no entienden que una duda es la base del quiebre en toda relación, de amistad, amorosa o comercial, incluso. Y si preguntas para omitir la respuesta, ¡qué quieres provocar! Además de desazón y una gran desilusión?

La cortesía formal es peor que la indiferencia. No me mires con cara de alegría, ni con un gesto de animosidad, si por dentro nos separa un abismo. Ese que tú de perfecta manera supiste crear en mí.