... Otra vuelta de tuerca...

domingo, diciembre 02, 2007

Ser como un niño


Creo que no he escuchado en toda mi vida una frase en la misa dominical más potente en mí como “todos debemos ser como un niño” refiriéndose al espíritu puro que ellos poseen.

Cuando estoy sentado en mi casa, intentando pensar en algo entretenido que hacer. Cuando camino por la calle y veo tantas caras de facciones duras, miradas que parecen ser violentas, como diciendo.. “conmigo no te metas”…
Cuando advierto alguien corriendo a mi alrededor y veo una inmensa sonrisa y un par de dientes en ellas, muy pequeños y pasados a leche, una sensación de nostalgia acude a mí.

Sentir como un niño quizá ha sido mi sello personal. Aprender a ver, no a mirar. Tampoco observar. Analizar una situación no está dentro del principio de juego que rige por lo general la conducta de un niño. ¡Lo Simple! Lo evidente, lo necesario para alcanzar una meta.
Creo que los jóvenes intentamos ser cada vez más adultos, nos cegamos y adquirimos seguridad tras tomar como ciertas algunas cosas, ideologías y música acorde con nuestra personalidad.

Si bien lo anterior es una opción más que válida (y de hecho, muchas personas no logran dar ese paso de afianzar los principios que rigen su vida), pareciera que a diario nos ahogamos en un vaso de agua por olvidar un concepto tan básico como es admitir que no existe una única posibilidad, una única verdad.

Un ejemplo cotidiano: los papás cuando enseñan a los niños a no juntarse con uno de sus amigos que sea diferente (en situación socioeconómica, que diga groserías por la educación, etc.). O lo que es peor: cuando ven en T.V. algo que no entienden y los padres evaden las respuestas. La incertidumbre deja un vacío incómodo y hay niños que se acostumbran a no preguntar, se reprimen.

¿No será mejor enseñarle a su hijo que él no tiene por qué ser igual que el otro y que esa manera no es la correcta de expresarse? Basta la separación de clases que es intangible, pero que se siente con fuerza. En Estados Unidos hay Ghetos, pero ese ya es otro tema.

En el jardín, en el colegio, en la Universidad, nos enseñan a ser racionales. A pensar con lógica. Nos llenan la cabeza de teorías, de fundamentos para decir algo irrebatible. Espero no ser el único que al oir el comentario de un niño sobre algo que ve, ríe porque desde nuestra perspectiva “adulta” no percibimos algo que es evidente.

Ser como un niño, puede ser mucho más que palabras de misa. Puede ser... un estilo de vida.